jueves, 8 de octubre de 2009

La educación y las nuevas tecnologías

Los cambios tecnológicos se dan acompañados de cambios culturales. La incorporación de nuevas tecnologías, por ejemplo, no significa sólo adoptar nuevas herramientas sino que también implica una transformación de los vínculos sociales, otras formas de relacionarse con el espacio y el tiempo, modificaciones en las formas del conocimiento y del pensamiento

El uso de Internet permite a los chicos y a los docentes de todos los niveles educativos acceder a la información de museos y universidades de todo el mundo, a bibliotecas digitales, a simuladores científicos, a mapas, a material multimedia; les permite a alumnos y alumnas ponerse en contacto con expertos o con pares con los mismos intereses, así como dar a conocer sus ideas, opiniones, trabajos o desarrollos a través de sencillos instrumentos de publicación. Todas estas actividades eran difíciles de llevar a cabo en la época previa al surgimiento de las nuevas tecnologías de la información y de la comunicación.
Las nuevas tecnologías de la información y comunicación (NTIC) son parte importante de las transformaciones que se están experimentando en varios contextos, por lo tanto van a ser también parte del tipo de soluciones que se pueden encontrar para adaptar la educación al nuevo entorno en el que se tiene que mover.

Ya no se trata sólo de capacitar a los docentes en el uso de nuevas tecnologías, sino que el problema está en construir, a partir de esto, un nuevo rol, una nueva profesión.

La Internet en la educación a distancia

Una de las aplicaciones educativas más evidentes de la Internet es la educación a distancia. Los medios tradicionales (medios impresos y medios de masas) son unidireccionales, pasivos y proporcionan una interacción mínima entre estudiantes y profesores y entre los propios estudiantes. Paliar el sentimiento de aislamiento y la falta de un ambiente de aprendizaje cooperativo entre compañeros son, pues, objetivos fundamentales a los que deben contribuir las nuevas tecnologías.

El concepto clave es interacción. Interacción que se subsume en un nuevo concepto: el “aula virtual”, un entorno de enseñanza/aprendizaje basado en un sistema de comunicación mediada por ordenador, un espacio simbólico en el que se produce la interacción entre los participantes.

Se trata de ofrecer a distancia posibilidades de comunicación que sólo existen en un aula real. La metáfora del “aula virtual” comprende “espacios” cibernéticos para las clases, la biblioteca (o mediateca), el despacho del profesor para la tutoría, el seminario para actividades en pequeño grupo, el espacio de trabajo cooperativo e incluso la cafetería para la charla relajante entre los alumnos. Las tecnologías empleadas en diversas experiencias varían en función de los medios disponibles: desde la videoconferencia (con pizarra electrónica o proyector de “transparencias” incluido) para algunas clases magistrales, el correo electrónico para la tutoría personalizada, las listas de distribución para la comunicación en gran grupo, el “chat” para la comunicación síncrona en la coordinación de pequeños grupos o para la charla informal entre estudiantes en el bar, las herramientas de trabajo cooperativo, los servidores de información tipo WWW como bibliotecas de recursos (textos, software, hipermedias, simulaciones, juegos, etc.).

La Internet desempeña varios papeles en estos diseños: en primer lugar como canal de comunicación multidireccional de la comunidad educativa, como fuente de información de apoyo y como entorno de integración de facilidades y recursos. Experiencias en las que los estudiantes exponen sus trabajos y cualquiera con acceso a la red puede participar en su discusión se han mostrado especialmente motivadores, un factor añadido al uso de la red que no debe olvidarse. La información científica disponible en la red (que ha crecido despacio pero sostenidamente en relación a “otros” tipos de contenidos) puede ser muy útil si los profesores son capaces de identificarla entre terabytes de información irrelevante y de facilitar el acceso a los estudiantes. En este sentido es necesario la creación en redes temáticas que seleccionen y proporcionen acceso a materiales relevantes.

Sin embargo, las herramientas de la Internet sólo son el soporte necesario de las técnicas didácticas que son las que en realidad conforman un “aula virtual”. El éxito o fracaso de este tipo de experiencias depende de numerosos factores, uno de los fundamentales es llegar a olvidar la mediación tecnológica en la comunicación, es decir, lograr la invisibilidad del canal para que los participantes se concentren en el menaje.

Las tareas que desempeñan los profesores en este tipo de entornos son similares a las tareas tradicionales (preparar materiales de enseñanza/aprendizaje, tutorizar, dirigir trabajos de investigación, evaluar, etc.) pero potenciadas/limitadas por las características de la comunicación mediada por ordenador. Un hipermedia para su estudio en línea no es una unidad didáctica de un libro de texto. Una clase por videoconferencia no es una clase tradicional televisada. Este tipo de errores ha provocado lo que calificaríamos de desilusiones prematuras: la Internet no es el sustituto del cartero, se trata de un conjunto de medios radicalmente diferentes.

En suma, existe un campo abierto para la experimentación en el uso de las redes informáticas (y la Internet, especialmente, como entorno abierto) en la educación en línea. El efecto de los nuevos medios en los sentimientos de aislamiento de los estudiantes y en sus experiencias de aprendizaje, los costes y beneficios del uso de la tecnología en conjunción con los medios tradicionales y los factores que influyen en la aceptación y uso de los nuevos medios son temas a estudiar. Por otra parte, las “aulas virtuales” no son privativas de la educación a distancia: pueden utilizarse ventajosamente como soporte a diseños de enseñanza de modalidad presencial.

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